Cuestión de actitud

La actitud se nos presenta como una fuerza interior, nos impulsa a modelar la realidad desde el conocimiento más profundo de nosotros mismos. Más allá de las habilidades técnicas y del talento natural, es la chispa que enciende el fuego de la transformación, un motor interno que nos empuja a superar los límites que nosotros mismos nos imponemos, convirtiendo los obstáculos en trampolines hacia nuevas oportunidades y los desafíos en peldaños hacia nuevas metas.

La manera en que nos situamos ante los cambios revela nuestra comprensión de la vida y de la realidad. Es la postura que elegimos, la perseverancia que mostramos y la tolerancia al cambio que abrazamos, lo que nos permitirá acoger el devenir vital o resistirnos a él. Reconocer que somos nosotros mismos los arquitectos de nuestra realidad nos empiedra para asumir un papel activo en la construcción de nuestro destino. Sin embargo, este poder conlleva una responsabilidad, que viene definida por el sujeto de los verbos anteriores: nosotros somos los responsables, y aunque busquemos excusas y justificaciones, nos corresponde elegir conscientemente cómo nos posicionamos ante las circunstancias que la vida nos presenta.

La actitud, en su esencia, no solo define nuestra manera de ser, sino también la percepción que los demás tienen de nosotros. A menudo, se confunde con las emociones, pero es al objetivar nuestro encuentro con la realidad que podemos despertar sin temor a la experiencia de vivir. Como Joseph Conrad escribió, Pensé que era una aventura y en realidad era la vida. Estamos invitados a abrazar cada experiencia como una oportunidad de aprendizaje.

Comprender cómo la actitud influye en cada aspecto de nuestra vida nos abre ventanas al encuentro con el otro, a la creatividad, al optimismo, a la innovación, al crecimiento personal. Es la actitud la que nos enseña a mirar con atención, a encontrar palabras de gratitud en las pequeñas cosas de la vida, a no esperar situaciones que nos superan y nos frustran.

Termino con el inspirador verso de Miguel Hernández, Porque soy como el árbol talado, que retoño y aún tengo la vida. La actitud nos capacita a renacer y perseverar, es la llave maestra para la transformación, para conocernos realmente, para encontrar los significados de cada desafío, para mirar nuestra realidad con determinación y esperanza. Es cuestión de actitud.

Pedro Huerta

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