Una pequeña Cruz
La cruz trinitaria tiene algo de misterio. Sus colores remiten a un sentido redentor, humano y divino, sin apenas distinción.
“Encontró primero a su hermano Simón y le dijo…” (Jn 1,41.45)
Todo tiene su tiempo y veo almacenados en mi móvil, mensajes que han caducado en contenido, deseos que quedarán en deseos y, la sola satisfacción de estar en la libreta de direcciones de personas a las que quiero.
“…Y tendrás un tesoro en el cielo” (Mt 19, 16-22)
«Si quieres ser perfecto, anda, vende todo lo que tienes y dáselo a los pobres, y tendrás un tesoro en el cielo, después, ven y sígueme».
“Vosotros sois mis amigos…” (Jn 15,14)
Si únicamente fuéramos leales, nuestras amistades nacerían muertas, cerradas, serían rutinarias; sin embargo, la invitación de Jesús es abierta, es una llamada a crecer en la amistad abriendo nuestras puertas a otros.
“Para la libertad nos ha liberado Cristo” (GAL 5,1)
Nos enredamos y nos enredan… Nos consideramos libres y vivimos atados; atamos, nos atan y nos dejamos atar.
“Pero él, abriéndose paso entre ellos, se alejó” (Lc 4,30)
Abrirnos paso y alejarnos…. Cuántas situaciones requieren de nosotros conjugar estos verbos.
La vocación religiosa
La vocación es algo que siempre está en ciernes y, más aún, se adecua y moldea a cada momento de la vida.
“Tampoco yo te condeno” (Jn 8,11)
A la lógica culpa-condena, ofrece la alternativa culpa-salvación.